Publicado el: 1 de abril de 2007Categorías: Sin categoría

Un Palacio sin barreras

Una de las primeras impresiones que se tiene al acercarse al Palacio de Congresos de Valencia es la accesibilidad del conjunto y la ausencia de barreras arquitectónicas. La entrada al edificio, libre de escaleras y con multitud de amplias puertas, es el primer ejemplo...

Una de las primeras impresiones que se tiene al acercarse al Palacio de Congresos de Valencia es la accesibilidad del conjunto y la ausencia de barreras arquitectónicas. La entrada al edificio, libre de escaleras y con multitud de amplias puertas, es el primer ejemplo de la total accesibilidad que éste presenta, tanto en el interior como en el exterior.

Todos los accesos al Palacio están especialmente diseñados para que discapacitados y personas con dificultades de movilidad puedan desplazarse de manera independiente por cada una de sus dependencias. Los tres auditorios principales -situados en la planta baja del edificio- cuentan con espacios específicos para las personas que se desplazan en silla de ruedas. Además, todos ellos tienen un acceso directo a la calle posterior del Palacio, de forma que si cualquier ponente lo necesita, puede acceder directamente desde su vehículo al lugar en que impartirá su conferencia. En la segunda planta, -donde se encuentran las salas de comisiones- el acceso a las salas carece igualmente de obstáculos. A ellas se puede acceder directamente desde el ascensor, sin tener que evitar ningún obstáculo como pequeños escalones o desniveles que complican el desplazamiento de las sillas de ruedas. Ascensores, rampas, baños adaptados para discapacitados o puertas que cuentan con la anchura específica para facilitar el acceso de las sillas de ruedas, son los elementos necesarios para que cualquier edificio sea accesible. El Palacio de Congresos fue creado con esta vocación arquitectónica, la de ser un espacio libre de barreras, que hiciera de todas y cada una de sus estancias espacios sin obstáculos.